martes, 25 de enero de 2011

Fernando Colunga, mi ayuda en los cielos y un flan salado y ligero



Pues si, llegue bien, el vuelo de ida bien, no mas nieve, no hubo mas contratiempos. El vuelo de vuelta...ese ya es otro cantar. A decir verdad, ODIO volar, (antes no, solia disfrutar de los aviones) bueno, la cuestion es que suelo (siempre) buscar un medio de distraccion cuando estoy en el aire, asi que un DVD portatil o el ordenador funcionan a las mil maravillas y una telenovela, a poder ser mexicana mucho mas. Total, que estoy yo alla arriba, disfrutando de mis vistas (esto es, la proyeccion de una telenovela de mi querido Fernando Colunga, galan entre los galanes) cuando comienzan las malditas turbulencias, y yo en principio tranquila. Las turbulencias siguen, cada vez mas fuertes, arriba y abajo, arriba y abajo! y al cabo del rato el piloto que hace un anuncio (hasta entonces todo iba mas o menos bien, yo mas o menos tranquila) pero al oir la voz del piloto, ahi si que pense que me iba a dar un ataque de panico. Total que el piloto va y dice que no hay que preocuparse, pero que estamos envueltos en una bolsa de turbulencias de aire claro o transparente, y que desgraciadamente (al oir esta palabra clavé las uñas en el asiento) iba a seguir asi hasta nuestro aterrizaje en Londres (y sólo estabamos sobre Nantes!) "Si alguno de los pasajeros (yo) tiene algun problema, no tiene de que preocupase, estas turbulencias ocurren con frecuencia y bla, bla, bla..." Porqué tuvo que hablar?...Ya no atendí a razones, mi compañero de asiento (un total desconocido) se empezó a balancear como rezando, yo no podia tranquilizarle, quién me tranquilizaria a mi? Ya ni Fernando Colunga operaba su efecto. De repente, y como por arte de magia, (gracias, gracias!) las turbulencias desaparecieron y todo fue como una seda hasta el aterrizaje. Y al pisar tierra, volví a hacer lo que hago siempre: felicitarme a mi misma por lo valiente (mentira!) que soy. Es una tactica para animarme y darme fuerzas para el proximo vuelo, porque más temprano que tarde,se que Fernando Colunga y yo volveremos a estar allá arriba...


De vuelta ya a la rutina londinense (al frio) y al blog, presentando hoy una entrada ligera, como cada comienzo de año, para desinflarnos un poco. Volver a casa es genial (me refiero a la de tus padres) , te encuentras las mismas caras, el mismo ambiente, las mismas tradiciones de siempre pero lo peor de todo es cuando se acerca el dia en que has de volver a tu casa, a las otras caras, al otro ambiente, a las otras tradiciones. La mañana despues del regreso la llamo "espacio en blanco" porque no quieres admitir que ya no estás alla, y estás como apesadumbrada (o al menos en mi caso asi es) Para los que vivimos lejos de los nuestros, o a la mayoria, se nos hace a veces dificil el pensar en los que dejamos atrás, por eso mi "espacio en blanco" me arrastra siempre a la rutina de planear la proxima visita tan pronto como planto el pie en la "Perfida Albion" y ya tengo un par de visitas planeadas para los proximos meses. Menos mal que no estoy lejos, hora y curenta y cinco minutos de avion y me planto en mi amada BCN.

Este es un ligero flan de tomates cherry, con un sabor delicado e intenso. Es una entrada excelente para dar paso a un plato de carne o pescado, o simplemente un unico plato para una cena ligera. El paso de saltear los tomates antes de agregarle la mezcla de natilla salada le da al flan un ligero sabor caramelizado.
Ingredientes:

1 1/2 cucharadas de aceite de oliva
3 tazas tomates cherry cortados a la mitad
2 cucharadas albahaca picada
sal y pimienta
2 tazas leche entera
3 huevos
1 yema
85 gramos parmesano rallado
2 cucharadas albahaca picada para decorar




Preparacion:

Precalentar el horno y enmantequillar seis moldes para flan o ramekins. Forrar el fondo de cada uno con un disco enmantequillado de papel de hornear y colocar los moldes en una bandeja honda.

En una sarten, calentar el aceite de oliva, saltear los tomates hasta que se albanden y el liquido se reduzca. Agregar la albahaca y saltear por dos minutos mas, salpimentar y dividir la mezcla en los moldes.

En un bol, batir la leche, los huevos y la yema, colar. Añadir el parmesano y cubrir los tomates con la natilla. Llenar la bandeja con agua caliente hasta que cubra la mitad de los moldes.

Hornear 35 minutos o hasta que los flanes hayan cuajado. Colocar los moldes con mucho cuidado en una rejilla, para enfriar ligeramene. Para desmoldar, pasar un cuchillo alrededor del molde y volcar en el plato que se vaya a servir. Decorar con tomates cherry crudos y la albahaca y servir tibios.